Escrita por Jaime Bayly
Dirigida por Ricardo de Montreuil
Protagonizada por Bárbara Mori, Christian Meier, Manolo Cardona, Bruno Bichir, Angélica Aragón, Gaby Espino y Beto Cuevas
Duración: 100 minutos

Zoe (Mori) es una mujer que lo tiene todo -- belleza, dinero y un guapo esposo que la quiere. Sin embargo, las cosas en su matrimonio se han enfriado, o mejor dicho, congelado: Ignacio (Meier), su marido, prácticamente no la quiere ni tocar, además de dejarla sola casi todo el tiempo, dedicándole toda su atención al trabajo.

En su desesperación, no se le ocurre mejor idea que buscar a su cuñado Gonzalo (Cardona), un pintor y rebelde que bien pudiera ser el completo opuesto de su marido, un ejecutivo de carrera que se ha encargado de la fábrica de la familia.

Como es de imaginarse, este encuentro entre Zoe y Gonzalo no logrará sino dar inicio a una serie de eventos que terminará inevitablemente de complicar la relación entre los tres personajes, descubriendo secretos y fortaleciendo viejas rivalidades.

La mujer de mi hermano, como buena obra de Jaime Bayly, tiene sus buenos enredos, con cada personajes que ocultan algo, y si bien la trama es interesante y cautivadora hasta cierto punto, también hay que decir que tiene momentos lentos y situaciones previsibles. Sin embargo, en líneas generales, resulta una historia interesante y original, muestra de que el cine Latinoamericano puede hacer buenas cosas.

La dirección es simple, pero impecable, con un excelente ojo para la belleza y los pequeños detalles, con mucha precisión. La actuación no llega a ser brillante, aunque si es buena, lo suficiente como para no molestar. En particular, Mori, quien resulta la protagonista de facto (es quien más tiempo tiene en pantalla) hace un trabajo sólido, pero no espectacular. A momentos, su expresión de tristeza y decepción se hacen inaguantables -- pero pasables gracias a su enorme belleza, misma que recuerda a una joven Ornella Muti. El film se centra en Zoe y los dos hermanos, dejando apenas muy poco momentos para los demás actores, incluyendo a Angélica Aragón en dos breves escenas como la madre de los dos hombres, a Bruno Bichir, como el gay mejor amigo de Zoe, a Beto Cuevas, cantante de La Ley, como un cura amigo del matrimonio, y a Gaby Espino, quien aparece en solo tres escenas, como la amante de Gonzalo (no da tiempo de demostrar si es buena actriz o no, pero ¡qué cuerpazo!).

Ahora, algo que me llamó la atención durante la película, fue la actitud del público. No sé si será señal del machismo de nuestro país, o del bajo nivel cultural, pero cada vez que había una escena en la que siquiera se sugiriera una referencia a la homosexualidad, era inevitable una de dos reacciones: risas o asco. Si en la escena aparecía Boris (el personaje de Bichir), entonces eran risas, porque claramente el personaje 'maricón' estaba ahí para hacernos reir. Por el contrario, si la escena era con respecto a otro de los personajes -- los que no 'sabíamos' que pudieran ser homosexuales también -- entonces la reacción era de asco e incredulidad.

...y también hubo suspiros de parte de las mujeres en la audiencia cada vez que aparecía el rostro de Beto Cuevas...

En líneas generales, ver La mujer de mi hermano resulta una agradable experiencia.

Como dato curioso, los cuates de Plastilina Mosh hacen un cameo hacia el final de la película...

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Etiquetas: 2005, Reseñas